Boletus aereus
Boletos.
Qué ricos están, cocinados o crudos, me encantan, los quiero. Son
casi imposible de confundir con setas tóxicas y eso, por sí solo,
es atractivo. Hablo de los boletos de carne blanca inmutable, que
son cuatro y son los boletos más preciados y de las setas más
buscadas. El boletus tienen una característica que lo distingue de
las demás setas: debajo del sombrero tienen una esponja (en realidad
son unos tubos) en lugar de agujas o láminas. Los boletos de los que estoy hablado hoy son el edulis, el pinícola, el aereus y el aestivalis. Los
cuatro tienen la esponja (tubos) de color blanco, aunque cuando envejecen se
vuelve verde; esto sólo sucede con estos deliciosos y únicos
boletos. Cuando los cortas, su carne es blanca y nunca cambia de
color. Son casi imposible de confundir, dentro de los boletos son muy
pocos los tóxicos. El
Tylopilus felleus, que en ocasiones se confunde con el edulis, es
amargo y, si lo metes por confusión en un guiso, te lo fastidia,
pero no te envenena.
La
controversia de cuál es el mejor, no la acabo de entender. Yo
partiría de la base que esto lo marca mucho el estado de la seta, no
es lo mismo un aereus blando que un pinícola compacto y fresco. A mí
me gustan mucho los cuatro y me alegro cantidad cada vez que los
encuentro. Estas setas también tienen otra ventaja y es que desde finales de primavera hasta finales de otoño se pueden recolectar, siempre que la
meteorología sea favorable.
No
recolectar ni comer setas que no conozcas o haya identificado un
experto (si se las llevas a un
experto, asegúrate que lo es, te va la vida en ello).