viernes, 24 de agosto de 2012

LA SETA NARANJA (Amanita caesarea)

Foto de Amanita caesarea
Audio, Horses, Frank Möbus, guitarra, Carlos Bica, contrabajo y Jim Black, batería.



Su color las delata, su color naranja metálico hace que se vean con cierta facilidad.
En ocasiones corre la voz y de repente un sitio se llena de buscadores, no voy a decir que se parezca a las ramblas, pero os puedo asegurar que no pasan diez minutos sin encontrarte a alguien. A mí también me llegó la voz y fui a probar suerte. Llegue al sitio, mi objetivo era encontrar la más preciada de la setas, nunca la había recolectado pero la conocía bien, es una amanita, se dice que era la seta preferida de los césares romanos, de ahí su nombre: caesarea, Amanita caesarea. Las amanitas son diversas y numerosas, cientos de ellas nos rodean y se encuentran en nuestros bosques, en su mayoría tóxicas o venenosas, todas ellas tienen los sombreros separables de los pies, “todas” ellas tienen las láminas y los pies blancos, con anillo y volva; estas características sirven para todas menos dos: la caesarea (laminas y pie amarillo) y la submembranacea (sin anillo). Las Amanitas tienen a su vez un récord en la estadísticas hospitalarias, son la especie de setas que más muertes produce, el 95% de muertes por ingestión de hongos, y eso sin contar las personas que se salvan y quedan enfermas de por vida o trasplantadas, un veneno mortal se esconde en el interior de muchas de ellas. Siempre achacan la mayoría de envenenamientos a la A. phalloides, y mi teoría es que no creo que toda la gente confunda esta seta con alguna comestible, yo pienso que son también culpables la A. verna o A. virosa, dos Amanitas igualmente mortales, confundibles con champiñones, he aquí el motivo de mi famoso consejo de ten cuidado con las setas blancas. Teniendo toda esta información me dispuse a buscar la comestible y suculenta Amanita naranja.
He de confesar un íntimo y escondido hasta ahora secreto y es que siempre voy con otra persona cuando salgo a recolectar, pero eso lo contaré brevemente, revelaré su identidad en la historia del día 30. El ir con otra persona cuando sales al monte, es importante, han sido muchos los casos de desaparición o de accidentes con final fatal por ir solo.
Bueno, estaba con ella y nos adentramos en el arbolado, todo estaba pisado, pero aún así conseguimos un par de boletus, yo salí al camino y ella detrás de mí (el ir por el camino no significa que no sigas mirando, de hecho hasta en Zaragoza voy mirando y os podría decir sitios donde salen setas), yo iba unos metros adelantado y, de repente, divisé un montón de puntitos naranjas, no las toqué, quería compartir aquella magnífica visión con mi compañera de recolección setil, le llamé con una sonrisa que delataba mi descubrimiento, le dije que se apresurara, con tanta gente no estaba el tema para distracciones, se acercó corriendo con este estilo peculiar que tiene, con su cestita,  su sonrisa y sus pechos saltarines, le susurré “aquí, agáchate”. Era un poema, una decena de setitas naranjas nos llamaban, nos mostraban su belleza por primera vez. De repente, un todo terreno. Nos sentamos en el borde del camino intentando tapar lo inocultable, disimulando y esperando que pasasen de largo, el potente coche se detuvo justo delante de nosotros, cuatro gordos, barbudo alguno y los demás sin afeitar, feos todos, nos preguntaron sobre la recolecta, nuestra respuesta (nos gusta llevar cestas con tapa) como casi siempre fue “no hemos encontrado nada, está todo muy pisado, parece que toda España haya pasado por aquí” y los tíos que no se iban y nuestro tesoro a nuestras espaldas; en este momento, si alguno de ellos las viese ¿cómo íbamos a decirles que las teníamos controladas? ¿si se baja uno del coche y empieza a recolectarlas? ¿con qué autoridad moral podrías decir que eran tuyas, que tú las habías visto antes y por no sé qué tontería estabas disimulando? supongo que viendo nuestras caras de pardillos y después de intentar ver a través de la tapa de mimbre, después de estirar el cuello en varias ocasiones, se fueron. Cuando ya no se veía el coche, nos metimos dentro del bosque y entonces empezó todo el ritual, el ritual que siempre hacemos, que siempre seguimos sea con la seta que sea, apalancar la seta con la navaja (hay varias setas que no las cortamos y os aseguro que no se daña nada), eso lo hacemos porque mucha de la información de las setas se encuentra en la base del pie, en el caso de las Amanitas es esencial, después tapamos el hueco, dimos la vuelta a la seta y nos mostró sus láminas doradas, signo inequívoco de que habíamos encontrado el tesoro (estando totalmente seguros de que nuestro hallazgo era el correcto y que no era otra seta que la tan ansiada A. caesarea, aún así al llegar a Zaragoza las llevamos al experto del restaurante Txoco de la calle Dr. Horno). Nuestros ojos se iluminaron y nuestras cestas se empezaron a llenar, aquella fue una jornada muy fructífera y de calidad.

Son ricas, es divertido recolectarlas, pero lo mejor, la mejor sensación es cuando muestras tu descubrimiento al compañero, este año haré fotos de antes de recolectar. Creo.
La única Amanita que recolectamos es la caesarea y eso que conocemos otras comestibles ¿Pero? ¿Merece la pena el riesgo? NO
(Nunca recolectar y menos ingerir ninguna seta que no conozcas perfectamente).

jueves, 9 de agosto de 2012

EN EL BOSQUE, LA AVARICIA ES MALA CONSEJERA.

Foto hecha por Felipe, en la foto se pueden observar varias especies: negrillas, llanegas, pie de perdiz, lengua de gato y trompetas amarillas.
Simply Put. John Scofield, guitarra, Larry Goldings, piano, Scott Colley, contrabajo y Brian Blate, batería.

Cuando empecé a salir, a buscar, a recolectar setas, siempre quería coger muchas y lo más importante era llegar a casa con un montón de setas, quería impresionar, e incluso impresionarme. Llegaba a casa, aparte de con setas, también con hierbas, palos, gusanos, setas en mal estado y además aumentaba peligrosamente las posibilidades de que se me colase alguna seta tóxica o venenosa (siempre he tenido el cuidado de repasar 3 veces las setas una por una y a la menor duda tirarlas). Con el paso del tiempo, cosa que también pasa en la vida, vas cambiando el método, le das importancia a otras cosas. Cuando era trompeta (trompetista) también pasaba lo mismo, al principio quieres tocar un montón de notas, ser rápido, impresionar. Pero con el tiempo buscas la calidad, no quieres el montón, buscas lo mejor que te da la vida, seleccionas y sólo te llevas lo mejor, recoges el regalo que te ofrece el bosque con respeto, la cantidad que necesitas y no más. Os aseguro que es un buen consejo, olvídate de la avaricia, el bosque volverá a ofrecerte año tras año sus frutos, no tienes porque llevarte todo. Las pequeñas déjalas crecer, y las grandes, las viejas, déjalas morir en su hábitat (son las que más esporas tienen). Y si nada de esto te convence, piensa en lo pesado que se hace limpiar tanta seta, y encima de tener que limpiarlo todo, también tienes que preparar para conservar. Coge lo que necesites, selecciona sólo lo mejor, piensa que esta es la mejor manera de disfrutar de ellas a la hora de comértelas (que son para lo que sirven, las que te llevas a casa).

*Sólo recolectar lo que conoces con total seguridad, ten en cuenta que te va la vida en ello.
*La foto corresponde a lo que cogimos entre dos personas, para nosotros y algo para regalar, os aseguro que dejamos mucho, mucho, mucho en el bosque.
*He elegido este audio porque pienso que John Scofield ha sacado un disco siguiendo estos valores.


SI MIRAS BIEN, LA DESCUBRIRAS

Foto, orquídea Ophrys apifera hecha en el bosque por Felipe Trompeta de la Muerte
Knives Out, Brad Mehldau, piano, Larry Grenadier, contrabajo y Jeff Ballard, batería.


Cuando vas por el bosque, te encuentras de todo, y cuando digo de todo me refiero a de todo: plásticos de todo tipo, paquetes de tabaco de todas las marcas, latas de todas, monedas, una bici oxidada; cualquier tipo de cosa que te puedas imaginar. Y ni siquiera así se enfada, y si te fijas bien, te regala una sonrisa.


martes, 7 de agosto de 2012

Coprinus comatus

COPRINUS COMATUS
Fotos, Felipe Trompeta de la Muerte.
El título de la música es: Pata, pata, interpretada por Perico Sambeat, saxo alto, Javier Colina, contrabajo y Marc Miralta, batería.

Crece desde primavera a otoño después de las lluvias en terrenos removidos, graveras, cesped o en márgenes de caminos. El sombrero puede alcanzar los 15 cm y el pie los 12 cm (hueco). Sus láminas están muy prietas y cuando está fresco son blancas, van pasando a rosa y finalmente negras. La cutícula es blanca con escamas fibrosas, el centro (parte de arriba) es lisa de color beig o marrón claro. Se ha averiguado que el comatus en su biología molecular es más cercana a los Agaricus (champiñones) que a los coprinos, no te extrañe que un día de estos lo veamos clasificado como un champiñon.
Se puede llegar a confundir (si no se conoce) con el Coprinus atramentarius, que si bien se puede comer, se vuelve tóxico si se mezcla con alcohol, incluso días después de su ingesta, el atramentarius es liso y de un color grisáceo.
El Coprinus comatus es una de las setas que más me gustan. Una de sus características es que cuando envejece va soltando un líquido de color negro, una tinta que en su tiempo se utilizó para escribir. Sólo se come el sombrero y sólo cuando sus láminas son totalmente blancas (recordar que la mayoría de intoxicaciones son debidas al consumos de setas en mal estado). Se puede recolectar girándolo (el sombrero), entonces oirás un “crick” o “crack”, sonido característico que se produce cuando se separa de su pie.
 Es una seta que se estropea con facilidad y difícil de conservar, por lo cual es aconsejable recolectarla cuando acabes la jornada setera o llevar una neverita con hielo. Yo la conservo congelándola de la siguiente manera: poner una sartén con dos gotas de aceite a fuego no muy fuerte, cuando esté caliente echar los Coprinus (sólo los que tengan las láminas totalmente blancas), empezarán a soltar agua, esta agua la retiras, volverá a soltar un agua que volverás a retirar, sacas las setas, las dejas enfriar y las congelas; el agua de la deshidratación también la congelo en una cubitera y va de perlas para hacer cualquier arroz (no pasarse de cubitos ya que dan mucho sabor).
Cuando empecé a salir en busca de setas, encontré un lugar donde se daban a centenares (los Coprinus), al año siguiente salieron muchos menos y así sucesivamente, actualmente en este lugar suelo encontrar media docena al año. El sitio en cuestión da otro tipo de setas (muchas y muy ricas). Para llegar al sitio, se coge la autovía, cuando llevas un rato giras a la derecha y después de otro rato, en un punto kilométrico determinado, verás un camino, te metes en él y andas unos cien metros, te internas en el bosque y, si miras bien, volverás con un montón de setas.


No recolectar ni comer setas que no conozcas o haya identificado un experto (si se las llevas a un experto, asegúrate que lo es, te va la vida en ello).