Dejo
unos pequeños fragmentos donde destacados escritores hablan de
setas. Está repleto de momentos literarios donde aparecen, he
elegido cuatro bien distintos. El último para recordar que hay que
conocer bien las setas que se consumen y que pueden ser mortales,
incluso un veneno que el agudo asesino puede utilizar.
A
media mañana hemos tenido que encerrarnos en casa otra vez. Se ha
puesto a llover más fuerte. La gente dice que esta lluvia es muy
buena y que saldrán setas. La mejor seta es el <ou de reig>,
que se encuentra en los alcornocales. Tiene una pulpa tierna, viscosa
y carnosa. Es excelente a la brasa. La acuosidad densa de la
atmósfera, que da morosidad al cuerpo y al pensamiento, es propicia
a la aparición de setas y a su rápida germinación.
El
cuaderno gris. Josep Pla
...se
presentó ante nuestros ojos una selva elevada, frondosa y espesa,
formada de árboles de medianas dimensiones, que asemejaban perfectos
quitasoles, de bordes limpios y geométricos. Las corrientes
atmosféricas no parecían ejercer efecto alguno sobre su follaje, y,
en medio de las ráfagas de aire, permanecían inmóviles, como un
bosque de cedros petrificados. Aceleramos el paso. No acertaba a dar
nombre a aquellas singulares especies. ...Cuando nos cobijamos debajo
de su sombra, mi sorpresa se trocó en admiración. En efecto, me
hallaba en presencia de especies conocidas en la superficie de la
Tierra, pero parecían volcadas de un molde de dimensiones enormes.
Mi tío les aplicó en seguida su verdadero nombre.
-Esto
no es otra cosa -me dijo- que un bosque notabilísimo de hongos.
Y
no se engañaba, en efecto. Imagínese cuál sería el monstruoso
desarrollo adquirido por aquellos seres vivos tan ávidos de calor y
de humedad. Yo sabía que el Lycoperdon giganteum alcanzaba, según
Bulliard, ocho o nueve pies de circunferencia: pero aquéllos eran
hongos blancos, de treinta a cuarenta pies de altura, con un sombrero
de este mismo diámetro. Había millares de ellos, y, no pudiendo la
luz atravesar su espesa contextura, reinaba debajo de sus cúpulas,
yuxtapuestas cual los redondos techos de una ciudad africana, la
oscuridad más completa.
Viaje
al centro de la Tierra. Julio Verne.
Vosotros
duendecillos,
que a la luz de la luna hacéis cercos de hierba
amarga
que la oveja no quiere comer; y vosotros, que por diversión
criáis hongos nocturnos…
La
Tempestad. William Shakespeare.
Al parecer, la repentina e inesperada muerte de Geoffrey Denman había suscitado varios rumores. En resumen, la gente pensaba que ella había envenenado a su esposo.
Mabel
se mostró muy incoherente, declarando que no había sido por nada,
por nada en absoluto, como no fuese, naturalmente, por lo repentino
del fallecimiento de Geoffrey. A la hora de cenar parecía
encontrarse perfectamente y por la noche se puso muy enfermo.
Naturalmente habían enviado a buscar al médico, pero el pobre
Geoffrey falleció a los pocos minutos de su llegada. Su muerte fue
atribuida a envenenamiento por haber comido setas venenosas.
En
cuanto mencioné la muerte de Geoffrey Denman se puso a la defensiva,
y me habló largo rato de las setas, las comestibles y las que no.
Había interrogado a la cocinera, quien admitió que una o dos setas
de las que preparó le parecieron "un poco extrañas", pero
pensó que debían ser buenas, puesto que se las habían enviado de
la tienda. Cuanto más pensaba en ello desde aquél día, más
convencida estaba de que su aspecto no era normal.
La
huella del pulgar de san Pedro.
Aghata Christie.
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