lunes, 18 de mayo de 2015

BUSCANDO LA SETA DE SAN JORGE

borraja en tempura con miel


No me fui demasiado temprano. Después de una semana de vientos fuertes y calientes no tenía muchas esperanzas de ver gran cosa, pero hacía mucho que no salía a mirar y me decidí. Fui camino a Linares de Mora. Desde el coche ya divisé los semicírculos y círculos característicos de hierba verde oscura y alta que delata dónde salen las setas en los prados primaverales. Jiji. Miré por los prados, miré en claros de bosque, incluso entre las ortigas, los círculos estaban totalmente vacíos de setas, la hierba alta y la hierba quemada alrededor, característica señal que deja el setal, pero sin ninguna seta. O se las llevaron o no han salido.
No siempre se encuentran, de hecho ya salí con poca confianza, pero darse una vuelta por el monte siempre es gratificante y también se aprenden cosas. En ocasiones encuentras otras cosas que merecen la pena y en esta ocasión fueron dos las cosas que encontré que me gustaron mucho. Un pueblo y un restaurante.
Llegué a Linares de Mora pasada la una, entré en el Hostal la Venta que es el primer Hostal (restaurante) que se encuentra al entrar al pueblo a la derecha. Pregunté si había algún problema si venía a comer a las 14:30, Antonio me dijo que no, que ésta para él era época baja.
    • Pues, me voy a visitar el pueblo y vuelvo.
    • No hay problema, si hubiesen salido setas igual... pero no hay nada.
    • He estado mirando pero no he visto nada.
    • Fue mi mujer hace dos días y tampoco encontró nada.
    • Habrá sido el viento.
    • Cogimos algo hace dos o tres semanas, pero estos calores y el viento han cortado el proceso.
    • Lástima. Sí. Vuelvo en un rato.
Empecé a subir por el pueblo, era más grande de lo que me imaginaba, un lugar precioso, un pueblo que no tiene nada que envidiar a ninguno del Pirineo, me entusiasmó, os lo recomiendo. La provincia de Teruel merece mucho la pena.
Volví a La Venta, estábamos sólo cuatro mesas. En cualquier otra época del año es aconsejable reservar.

    • Hola.
    • Ya estoy aquí, el pueblo es precioso.
    • Sí, es un lugar especial.
    • Lo es. ¿Dónde me puedo sentar?
    • Aquí mismo.
    • Gracias.
    • ¿Vino y agua?
    • Bien.
Me trajo una botella de Borsao y una de Font Vella.

    • ¿Qué quieres comer?
    • ¿Qué me ofreces?
    • Pues de primero tienes arroz con caracoles y pichones, esto es especialidad de la casa bajo encargo, mínimo seis personas, pero lo hemos hecho para una pareja de conocidos y por eso nos sobra.
    • ¿Y si no lo vendéis?
    • La idea es que nosotros comeremos y si hace falta mañana repetiremos.
    • Qué bien, pero ¿qué más tienes?
    • Escalivada, patatas rellenas de jamón con una salsa aioli, migas, crêpe de setas con espárragos trigueros (había más cosas pero no las recuerdo, todo muy apetecible).
    • Escalivada.
    • De segundo tienes pies de cerdo a la brasa, costillas a la brasa, secreto a la brasa, morcilla de arroz rellena de manzana, bacalao ajoarriero y... (las carnes tenían apellidos, pero se me han olvidado y había alguna cosa más)
    • El bacalao, por favor.
Todo estaba buenísimo, la cubertería muy maja, y el trato excelente.
    • Los postres son caseros, tienes cuajada de leche de cabra, mousse de chocolate negro, helado de té de roca, crêpe con chocolate caliente ...
    • Aunque casi nunca como lácteos, me apetece probar esa cuajada.
    • No se hable más.
Trajo el postre y un plato con una hoja de borraja en tempura con miel (debe ser típico del Hostal).
Aún me tomé un té de roca y todo me costo 19€. Merece la pena.
Me di otra vuelta por el pueblo y acabé en una calle sin salida, desde ahí se podían ver unos huertos y un prado con un círculo bastante grande, no bajé a mirar, porque con lo visto antes y estando en el pueblo, sería demasiado raro que hubiese algún perrexico.

Volví al coche, llegué a casa y saqué unos Hidnum repandum del congelador para cuando se hiciese la hora de cenar.

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