Al
fin hemos podido salir (junto a Lucía) a ver qué se cocía por los
prados de alta montaña y hemos tenido suerte, media cesta de
Calocibe gambosa (tuvimos que irnos del prado perretxikero por la
aparición de una manada de toros. Uff) y unos cuantos champiñones
que, dado su tamaño, decidimos recolectar sólo 6, pero estaba
repleto. Incluso el más grande, que fue el primero que vimos (desde
el coche, ji), estaba sanísimo, con las láminas totalmente rosadas,
pero se me partió al recolectarlo; también vimos unos cuantos que
estaban repletos de hormigas, no sé si es que las hormigas los
colonizaban o que habían nacido sobre el hormiguero, y dado el
tamaño de los champiñones hormigados, que no eran los más grandes,
sospecho que habían nacido casualmente en un hormiguero (si alguien
sabe de esto que me lo aclare).
El
Agaricus alberti es bastante difícil de confundir dado su
tamaño y características generales de los champiñones (Agaricus).
Pero como siempre hay que estar totalmente seguro de lo que se
recolecta. Arráncalo completamente para asegurarte que no tiene
volva y fíjate que las láminas no sean blancas.
Identificar
al Agaricus alberti: El
sombreo puede
llegar a medir 30 cm de diámetro, primero está cerrado de forma
hemisférica, después se aplana, su color es blanco o crema,
amarillea algo al tacto, cutícula (superficie del sombrero) lisa, en
ocasiones agrietada por el efecto del sol. Las láminas
están
apretadas y son muy anchas, de color gris blanquecino al principio,
después rosas y al final negruzcas. El pie
es
robusto, macizo, blanco (suele adelgazar en su base), tiene un anillo
muy
amplio que deja numerosos flecos en el pie. Su carne
es blanca, pero puede amarillear al roce. Tiene un leve olor
a
anís o almendras amargas (depende quién lo huela). Crece
en primavera y otoño en prados. Yo siempre lo he encontrado a
bastante altura. Puede confundirse con el Agaricus arvensis (bola de
nieve) que también huele a anís o almendras amargas, pero amarillea
más y no es tan grande. Asegúrate que las láminas sean gris-rosa,
rosadas o negras (sólo consumir los ejemplares con las láminas gris
rosa o rosadas), nunca tienen las láminas blancas (las amanitas
mortales de color blanco tienen las láminas blancas, el pie más
esbelto y volva). Tener en cuenta que en otoño sale el Agaricus
xanthoderma que es tóxico, pero huele a yodo o neumático. Si no
eres muy experto, está bien recolectar sólo los champiñones que
huelan a anís o almendras amargas.
El
alberti está riquísimo. Es el momento de salir a las alturas a por
él.
Recuerda
que hay setas mortales y otras muchas muy tóxicas. Si no conoces
bien la seta que tienes delante no la recolectes y sobre todo no te
la comas. Cuida bien lo que recolectas, la mayoría de las
intoxicaciones por setas son debidas a la ingestión de ejemplares de
setas comestibles en mal estado. Si quieres aprender más sobre
nuevas especies, coge 3 ejemplares enteros (de distintos tamaños) de
las setas que no conozcas y mételas en papel de plata (evita que se
junten con las setas seguras que llevas en la cesta) y muéstraselas
a un experto (llévalas a una asociación micológica). No salgas
solo al bosque. Lleva el móvil con carga.
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